
Sus compositores preferidos fueron: Mozart, Bach, Schubert, Vivaldi, Corelli y Scarlatti. No tenía el mismo entusiasmo por Beethoven, al que consideraba demasiado dramático y personal. Tenía opiniones varias sobre otros músicos, pero con el que se mostraba frontalmente en desacuerdo fue con Wagner, aunque valoraba su contribución a las nuevas formas de la ópera.
Así cuenta cómo se relajaba después de trabajar, tocado a veces en la cocina para evitar molestias a los vecinos: "Primero improviso y si esto no me ayuda, busco consuelo en Mozart; pero cuando estoy improvisando y parece que algo consigo, necesito las claras construcciones de Bach para llegar hasta el final."
Cuando, hacia 1950, le fue prohibido tocar el violín por prescripción médica, se sentaba al piano -un piano de cola Bechstein- e interpretaba alguna obra seguida, a veces, con satisfacción por quienes pasaban por la calle. El violín lo heredó su nieto Bernhard Caesar, hijo de Hans Albert.

Einstein conservó hasta el final de su vida un vivo amor por la música.
"Todos bailamos bajo la influencia de una melodía misteriosa, entonada en la distancia por un invisible flautista”.
(Albert Einstein).
Fuentes:
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen1/ciencia2/31/htm/sec_8.htm
http://dipc.ehu.es/digitalak/orriak/castellano/musica.html
http://www.gacemail.com.ar/Detalle.asp?NotaID=2919
http://www.revistacontratiempo.com/revista/revista-pdf/contratiempo_issue56_may08.pdf
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